GAZAPOS DE PELÍCULA: 1882 / Mil maneras de morder el polvo (2014)

1882 / Mil maneras de morder el polvo (2014)
Sigamos en fechas similares, ahora en el lejano oeste.
Aunque parezca mentira, parece ser que en el caso de una película de coña, se tomaron la elección del atrezzo (algo) más en serio!
En una de las escenas (o una de las maneras de morder el polvo) un fotógrafo les va a realizar una toma a una pareja que se situa delante de una lona con un fondo determinado. El fotógrafo utiliza un flash de magnesio que está sobrecargado. Tras la ignición el fotógrafo sale volando por los aires y la pareja se pone a arder y los rematan (piadosamente, claro) a tiros.
Si bien es cierto las mezclas que se hacían con polvo de magnesio podían resultar muy peligrosas, e incluso mortalmente explosivas, sería muy raro que un fotógrafo callejero empleara estas substancias en 1882, ya que aún no existían mezclas estandard (la primera más o menos funcional llegaría en 1887) y además el magnesio tenía en esa época aún un precio prohibitivo. No; las fotografías nocturnas aun prácticamente no existían y las diurnas, como en esta película, se realizaban sin flash aunque la pareja habría de haber estado aguantando la pose durante más tiempo, lo que además les habría salvado la vida.

Por otro lado el tipo específico de flash que emplea el fotógrafo (y que es el que nos viene a todos a la mente en estos casos) no se desarrollaría hasta casi el 1900, fecha hasta la cual incluso algunos quemaban la pólvora de magnesio directamente sobre una sartén corriente! Así que aunque el tema esté bastante bien tratado, siguen comentiendo una incorrección al sacar este flash en la película. Pero eran por supuesto exigencias del guión.
Creo recordar que incluso en la película mencionan correctamente el tema de permanecer serio en las fotografías (o sinó te morías o algo así). Totalmente correcto (no lo de morirse!) ya que al durar las tomas varios segundos, nadie aguantaba ese tiempo con la misma sonrisa en el rostro con lo que las fotos podían salir movidas. Es por ello que la gente aparacía tan seria, al ser la expresión más fácil de aguantar durante el transcurso de la toma. De hecho las sillas de los estudios fotográficos de esa época venían provistas de un reposacabezas de reducidas dimensiones (extraíbles o fijos), de tal manera que la persona a fotografiar podía mantener la cabeza en su sitio durante el tiempo de la exposición (sin sonreir, por supuesto) sin que por ello se apreciara dicho reposacabezas en la imagen.
La elección de la cámara también me parece más acertada que el la del último samurai. Muy importante que no cometen el imperdonable fallo de tomar la fotografía escondidos bajo el trapo; cosa que sería imposible ya que eso se hacía sólo para enfocar la toma, nunca para disparar ya que no se podría haber visto nada al estar la placa y no el cristal de enfoque montado.

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